Vos podés...

Vos podés levantarte mañana por la mañana y sentir que no querés seguir en el mismo lugar, podes tomar una ducha de cinco minutos o de dos horas, podes tratar de decidir qué te pondrás, mientras suena tu canción favorita y perdés el control, podés maquillarte de una manera impecable o decidir que tus ojeras son el accesorio perfecto.

Podés tomarte un café o una cerveza por la mañana; y también, podés elegir qué mensajes vas a contestar y cuáles borrarás sin leer, podés salir de tu casa con una sonrisa o con la cara larga, si tenés ganas de irte caminando a tu trabajo, no hay ningún problema; puede ser que los audífonos sean tu escape de la realidad o que te sobren ganas de hablar con tus compañeros del trabajo.

Cuando decidiste que no querías seguir en el mismo lugar, es porque te diste cuenta que tenés el poder de irte, de meter tus cosas en una maleta y comprar un boleto de avión, podés conocer una ciudad y sonreirle a un tipo guapo en la calle. Al llegar al hotel, podés arreglarte con ese vestido negro y tus zapatos favoritos e ir al restaurante por una copa de vino y pasta (como a vos te gusta) disfrutar de una elegante cena con la compañía de nadie.

Podés al siguiente día tomar un autobús a la isla más cercana y llevar en la bolsa tu libro favorito,   sentarte por horas a tomar el sol y terminar cuatro o cinco capítulos antes de que anochezca y comience la fogata;  bailar en medio de desconocidos, hablar con ese grupo de turistas que ni siquiera conocen la ciudad en que naciste.

Quizá vas a preguntarte si está bien querer viajar y preferir asistir como invitada a la boda de tus amigas en lugar de planear la tuya, en el momento en que comenzás a cuestionarte si ser "rara" es aceptable, sólo estás iniciando un proceso de encontrarte que a lo mejor tarde días, semanas o meses. Pero nada debe ser más importante que saber que vos podés simple y sencillamente porque tenés ganas.



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