Viendo las risas pasar.
Esta es la historia de una mujer cuyo nombre ignoro
por completo, pero que me dio una de las mejores lecciones de mi vida. Era
domingo por la noche, y yo me encontraba en un lugar cuyo nombre no haré público
por respeto a algunas personas; había frente a mí una pareja sosteniendo lo que
parecía una pelea de alto calibre.
Ella, con los ojos llenos de lagrimas le expresaba a él
lo inconforme que se sentía desde hace algún tiempo con lo que ellos tenían y él
mantenía una mirada de niño regañado perdido en la boca (de ella) y por
momentos sonriendo a causa de los nervios que invadían cada centímetro de su
ser. Yo trataba de disimular mi intromisión pero me resultaba casi imposible
pues estaba totalmente identificada con el carácter de esta mujer que en el momento
estaba descontrolada.
“Es que vos no entendés lo que significa para mí tener
que dar mi brazo a torcer en ocasiones como esta siento que en ningún momento
cuenta lo que yo quiero decirte; sé perfectamente que vos querés que comencemos
otra etapa de nuestra relación y que tenemos mucho tiempo juntos, soy feliz a
tu lado, soy feliz haciéndote feliz, pero no sé si pueda ser feliz sometiéndome
a lo que vos querés de mí, no sé si pueda comenzar a amar tus planes cuando
querés imponérmelos y no me das tiempo para pensar que quiero yo.”
Él, maravillado de lo que había escuchado, tomo el
rostro de ella entre sus manos y le dijo: “Esto no se trata de una cursilería de
adolescentes, hace mucho tiempo que te conocí y me perdí en tus ojos, me enamoré
como un niño de vos y de tu temperamento de fiera, de tus planes y de tu visión
del futuro tan distinta a la mía pero
que a la vez me complementaba. No sé si te quede claro que te perdí por un
tiempo, que no quisiste saber nada de mí y que me di cuenta que podía sobrevivir
sin vos pero no quise seguir sin tus ojos y me decidí a reconquistarte, aunque costó
pero lo logré después de 1 año de estar separados.
Esto no se trata de romanticismo, se trata de que
quiero verte todas las mañanas a mi lado y poder llegar a casa y cuando llegues
de tu trabajo poder ir a cenar o preparar la cena en casa, o no para tenerte
encerrada si no para conquistar el mundo de tu mano. Escucha, yo sé que sos una
mujer fuerte y estoy dispuesto a ser el hombre con quien te podas derrumbar
cuando lo necesités, estoy dispuesto a verte llorar y a escucharte cuando estés
lista para hablar las cosas que te hacen mal; danos una oportunidad, no me
hagas extrañarte de nuevo que aunque puedo estar sin vos, extrañaría tu risa
escandalosa y tus silencios de terror.
Ella, lloró por aproximadamente cinco minutos y yo estuve a punto de estallar
en llanto por esa declaración de amor tan sincera y sobria; se percató que mi
mirada estaba puesta en ellos y me sonrió y volvió su mirada al hombre que
amaba; le dio un beso, acarició su rostro y le dijo: “Te amo, si entendés que
lo hago con todo mi corazón, y que debemos llevar esto sin prisa y caminar de
la mano hasta que los dos estemos listos para despertar juntos y conquistar el
mundo; si te quedan claros esos términos podemos seguir escribiendo esto, pero
no me apresurés, no me alejés de vos. ¿Sí?
No sé que fin habrá tenido esa conversación pero esa
noche, en ese lugar aprendí de esa desconocida, me gustaría pensar que él aceptó
esas condiciones y que ahora mientras escribo esto ellos están juntos, viendo
las risas pasar.
Comentarios
Publicar un comentario