Como quien quiere ser feliz.

-¿Vos te acordás de aquel parque al que íbamos cuando éramos niños?
*¿En el que vos te caíste y me culpaste a mí? ¿Cómo olvidarlo? Si por tu culpa me castigaron y no me dejaron salir ese fin de semana con mis amigos a jugar.
-Deja los resentimientos, es que te pregunto porque quiero contarte algo que me pasó, no sé si es mi imaginación, pero creo que hoy conocí a un ser mitológico. No me hagas esos  ojos, tenés que escuchar esto, y vas a ver que tengo razón.
* A ver, contáme hermanita… ¿Con que conociste a una sirena o a un unicornio?
-Sos tonto, te quiero contar porque me enamoré, creo que a primera vista o no sé si a segunda, o a tercera… NO SE
*No seas dramática, te escucho, sólo quería enojarte.
-Es que mira, yo hoy en la mañana salí a caminar porque me sentía sofocada de estar acá en la casa, y me acordé de ese parque, quise ir a buscar a una anciana que acostumbraba estar sentada allí bordando noche y día.
Llegué y resulta que no estaba ella, pero me senté en una banca a ver la gente pasar, las parejas dándose besos y al segundo peleando; mujeres con sus hijos, mimándolos y viendo al señor que vende globos y algodones de azúcar; una pareja de músicos dando sus show a unas cuantas aves, porque nadie se detenía a escucharlos; también, había un hombre con su perro, su mirada transmitía la soledad de la que había sido víctima todos los años de su vida.
Habían transcurrido un par de horas desde que yo estaba allí sentada, viendo nada y a la vez todo. Me disponía a regresar a casa para preparar el almuerzo, cuando de repente sucedió, lo vi a él y no era la primera vez que lo veía, ya en mi vida anterior me lo había encontrado lo reconocí por sus ojos, y por esa sonrisa que me congelaba y me dejaba muda.
*No entiendo nada, ¿te drogaste? ¿Cómo es posible que digas que conoces a alguien de tu vida anterior y que es un ser mitológico?
- Es que hace mucho  lo conocí, cuando yo era de piedra o algún material más duro; me enseñó a sonreír y a provocar sonrisas, pasamos algún tiempo siendo compañeros de aventura, pero un día después de algunos siglos de ver sus ojos íbamos en un tren a un país que sólo los dos conocíamos, mientras buscábamos formas extrañas en las nubes, y nos tomábamos la mano un silencio aterrador nos invadió y lo vi levantarse de su asiento, me confundí porque no entendía lo que estaba pasando, le pregunté que dónde iba si faltaba mucho para llegar y dijo con la voz temblorosa: “Es que quiero ir con vos, pero necesito arreglar unas cosas primero, seguí tu viaje, conoce nuevos lugares, nuevos ritmos y nuevas personas. No sé si algún día te alcance allá o si esta sea la última vez que te vea a los ojos y te tenga entre mis brazos.”
Lloré, hice berrinche, pero llegué después de días de viaje a mi destino; me bajé del tren y vi el lugar que siempre soñé, lleno de música, de colores, de vida. Aprendí a caminar, a hablar conmigo, a escuchar el silencio y no aterrarme de ello, a sonreírle a desconocidos, aprendí a ir sola al teatro, y a dormir sola. Al final de todo, estaba viviendo lo que siempre quise: ser feliz conmigo.
*Pero… ¿Cuándo pasó eso? Me desconcierta un poco, sigo sin entenderte
-No es necesario que sepas la fecha, sólo que sucedió realmente. Lo volví a ver en ese parque, y como en la vida anterior, fui feliz. Por eso es mitológico, porque trascendió vidas y seguro anda por allí soñando, como quien quiere ser feliz.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El final que te hizo florecer.

Vos podés...

Si debe ser, fluirá.