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Mostrando entradas de octubre, 2013

¡Se lo prometiste!

Le dijiste que te morías por verla, ella sonrió al leer eso de ti; no dudó ni un solo segundo en contarle a su mejor amiga lo que había pasado, con la inocente ilusión de que compartiéndolo con alguien te ataría a actuar como un caballero (quizás dudaba en el fondo). Se tardó en responder, porque no quería parecer desesperada; pero, en ese tiempo revisó su armario entero y probó cinco peinados diferentes para verse guapa, si, para ti. A las tres de la tarde con cincuenta y cinco minutos ( tres horas después de que le escribiste), te respondió aparentemente fría, siguiendo consejos de todas las amigas a las que les había contado de tu aparición misteriosa; a lo mejor su indiferencia te provocó mayor interés en verla, y no tardaste ni diez minutos en proponerle que se encontraran en aquel mismo café, donde un día viéndola a los ojos le dijiste que su risa era tu melodía favorita, ese mismo café en el que robaste de su boca un beso y miles de sonrisas; ella, volvió a tardarse en darte u